Christians are called to engagement with the world. That’s what we mean when we say we are “the hands and feet of Jesus,” bringing the Kingdom of God wherever we go. Unfortunately, we often choose to engage in ways that can feel more like a sales pitch than real concern for the world in which we live and participate.
Ser generosos en nuestro compromiso requiere una mentalidad como la de Cristo, para quien la salvación no es renunciar al mundo, sino redimir la creación de Dios. “Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo” no era una obviedad, era el objetivo. Consideremos cómo se ve eso mientras nos preparamos para un compromiso generoso.