Discipulado

El discipulado es más que un método para encontrar la salvación: es sintonizar nuestros corazones y mentes con el movimiento de Dios a nuestro alrededor y con el llamado del Espíritu Santo a seguir a Jesús en cada parte de nuestras vidas.

El metodismo como fe práctica

Mientras los hermanos John y Charles Wesley (los fundadores del movimiento metodista) buscaban experimentar a Dios en sus vidas, descubrieron algo que debería haber sido obvio desde el principio: que seguir los pasos de Cristo nos acerca a la comprensión del corazón de Dios. Con otros tres o cuatro amigos, los hermanos se comprometieron a estudiar las Escrituras en forma personal y en grupo, a orar diariamente y a ser discípulos, lo que incluía hacerse responsables unos a otros mediante una serie de preguntas que obligaban a cada persona a considerar cada día cuán real era Cristo para ellos.

Para quienes los rodeaban, esto parecía una forma de vida loca. Pero a medida que más y más personas empezaron a descubrir estos “métodos”, se desató un avivamiento a su alrededor que se convirtió en un movimiento que cambió el mundo.

Las 22 preguntas de Wesley: una herramienta sencilla para la reflexión

En 1729, mientras John Wesley estudiaba en Oxford, fundó un club con su hermano Charles. Algunos de sus compañeros de clase pronto lo bautizaron en tono de burla como “El Club Sagrado”. Los miembros del club se autoexaminaban rigurosamente todos los días planteándose las 22 preguntas siguientes:

Si bien no es una herramienta metodista oficial, las 22 preguntas aún son utilizadas por personas que buscan desafiar sus propias ideas de quién es Dios para ellos y cómo vivir el llamado que Cristo les ha dado.

  1. ¿Estoy creando consciente o inconscientemente la impresión de que soy mejor de lo que soy en realidad? En otras palabras, ¿soy un hipócrita?
  2. ¿Soy honesto en todos mis actos y palabras o exagero?
  3. ¿Transmito confidencialmente a otros lo que se me ha dicho en confianza?
  4. ¿Puedo ser confiable?
  5. ¿Soy esclavo de la vestimenta, de los amigos, del trabajo o de los hábitos?
  6. ¿Soy consciente de mí mismo, me compadezco de mí mismo o me autojustifico?
  7. ¿La Biblia vivió en mí hoy?
  8. ¿Le doy tiempo a la Biblia para hablarme cada día?
  9. ¿Estoy disfrutando la oración?
  10. ¿Cuándo fue la última vez que hablé con alguien más sobre mi fe?
  11. ¿Oro por el dinero que gasto?
  1. ¿Me acuesto a tiempo y me levanto a tiempo?
  2. ¿Desobedezco a Dios en algo?
  3. ¿Insisto en hacer algo que me remueve la conciencia?
  4. ¿Estoy derrotado en alguna parte de mi vida?
  5. ¿Soy celoso, impuro, crítico, irritable, susceptible o desconfiado?
  6. ¿Cómo paso mi tiempo libre?
  7. ¿Estoy orgulloso?
  8. ¿Doy gracias a Dios por no ser como los demás, especialmente como los fariseos que despreciaban al publicano?
  9. ¿Hay alguien a quien temo, a quien detesto, a quien desprecio, a quien desprecio, critico, hacia quien siento resentimiento o a quien desprecio? Si es así, ¿qué estoy haciendo al respecto?
  10. ¿Me quejo o me lamento constantemente?
  11. ¿Es Cristo real para mí?

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