El presidente Donald Trump emitió hoy una declaración nacional en la que reconoce la naturaleza esencial de las iglesias en nuestras comunidades y pide a todos los gobernadores que permitan que las iglesias abran de inmediato. Siempre es alentador escuchar a los líderes gubernamentales reflejar los valores que tanto apreciamos. Sin embargo, si bien las proclamaciones audaces sirven para impulsar a la gente a la acción, seamos primero un pueblo comprometido con el amor y la sabiduría antes de considerar la posibilidad de reunirnos.
A medida que avanzamos, escuche nuestras intenciones sobre algunas cuestiones clave.
En primer lugar, nuestra misión de amar a Dios, amar a la gente y hacer discípulos no se ha visto comprometida durante esta época de distanciamiento físico. Seguiremos siendo esenciales incluso mientras vivimos nuestra misión de casa en casa, en nuestras comunidades y a través de nuestro servicio colectivo.
En segundo lugar, la Declaración de la conferencia sobre el levantamiento de las restricciones a las reuniones No ha cambiado. El COVID-19 seguirá siendo una amenaza durante algún tiempo, por lo que debemos permanecer atentos mientras seguimos trabajando para proteger a los más vulnerables de los efectos del virus. Esperamos pautas de seguridad actualizadas de las agencias nacionales (CDC) y estatales (se espera que estén disponibles el lunes 25 de mayo) que nos ayudarán a brindar mejor seguridad y protección a las personas a las que servimos. Hasta entonces, le recomendamos que se tome un tiempo para revisar las pautas de seguridad más recientes. Orientación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades sobre cómo prepararse para la reapertura y cómo evaluar tanto el momento de la reapertura como la respuesta adecuada si, después de la reapertura, ocurren brotes adicionales.
“El prudente ve el peligro y se refugia, pero los simples siguen adelante y sufren las consecuencias.” – Proverbios 22:3
Por último, la sabiduría nos indica que ninguna declaración nacional puede reflejar plenamente las realidades de cada comunidad local, por lo que esperaremos a que se den las directrices previstas antes de apresurarnos a actuar. Un llamamiento general a reabrir las iglesias e incluso el permiso del gobierno para hacerlo no es nuestra primera preocupación. Más bien, nuestra prioridad sigue siendo amar y cuidar a quienes se han confiado a nuestro liderazgo.
Como metodistas libres, nuestra historia y nuestros valores nos preparan para el ministerio único y receptivo que necesitamos tener en nuestras comunidades durante este tiempo. Que nuestro enfoque siga siendo alimentar a los hambrientos, visitar a los enfermos, cuidar a los extranjeros o inmigrantes, proporcionar ropa y otros artículos esenciales y asociarnos con quienes lo hacen (Mateo 25:31-46).
Sepan que estamos orando por cada uno de ustedes, incluso mientras se encuentran en tensión entre llamar a la gente a reunirse y liderar a través de lo desconocido. Que Dios les dé fuerza para el trabajo que están haciendo y la gracia para soportar el peso de la responsabilidad que recae sobre cada uno de ustedes en momentos como estos.
Sus Superintendentes,
Carlos, Glen, Fraser
